Desde tiempos originarios encontró en la cooperación la mejor oportunidad para sobrevivir, se puso de acuerdo con el otro y con otros de manera voluntaria para lograr satisfacer sus necesidades elementales primero y las más complejas luego.
Hacer con otros es el cooperativismo, es organizarse tras un objetivo donde se desarrolla la "empresa humana".
La cooperativa es una organización con fines sociales, es una empresa en donde el hombre es más importante que el capital, pues está al servicio como un medio para lograr el objetivo, en una economía humanizada y no como en la empresa capitalista en la que el foco es inverso, en la que la renta es el primer objetivo.En la empresa cooperativa se ponen en práctica los valores de: ayuda mutua, responsabilidad, democracia, igualdad, equidad y solidaridad, que junto al patrimonio compartido y la autogestión la hacen esencialmente una empresa humanizada.
Es ya muy común ver como las empresas capitalistas, en aras de permanecer en el mercado, se esfuerzan en permitir la participación, en convocar al compromiso, en delegar y diluir sus mandos, en horizontalizar las decisiones, procurando disimular la enajenación de sus miembros, pues la alienación es un efecto propio de su esencia y que el hombre tanto rechaza.
Es curioso entonces ver que los esfuerzos mencionados, si son propios de la empresa cooperativa, de su génesis e idiosincrasia, de sus normas regulatorias, entre otros factores, que la ubican en un lugar de ventaja por sobre las demás.
Así como vemos o percibimos en la necesidad de equilibrio una búsqueda por lo natural, echando mano a cuantos elementos que nos acerquen a ese medio, pues la alienación también se produce en otros ámbitos de nuestra vida urbana, es de esperar entonces que el futuro empresarial tenga que ver con la cooperativa como forma de resolver necesidades y buscar equilibrio.
José Gómez.
